Una pequeña puerta al pasado..

Esta puerta es de la residencia de Ricardo Escobar Vega y Mercedes Fernández Padilla, desde 1920 hasta su muerte en 1963 y 1964. No obstante, la casa había sido construida por el padre de Ricardo, Don José María Escobar en 1870 con la intención de darla en alquiler. Poco se sabe en realidad de sus habitantes hasta que en 1917 y 18 la Ciudad de Guatemala es azotada por violentos terremotos que la dañaron y casi seguro a esta casa también. Ricardo y Mercedes, que ya habían contraído nupcias en 1912,compraron la casa y después de llevar a cabo arreglos y remodelaciones para hacerla habitable a su gusto y moda, la convirtieron en residencia permanente para ellos y sus dos hijas: Berta,-a quien de cariño llamában Mima- y su hermana Elisa. Las peculiaridades de esta familia comienzan a hacerse notar cuando se ve que tan reducida familia -cuando la costumbre de la época era la de tener una decena de hijos- ocupa la casa solariega.
Berta se casó en esa casa con Julio en 1935 y cinco años más tarde, Elisa lo hizo también. En ambas ocasiones la casa fue remozada y engalanada para ello. Tan unidas como distintas, Berta y Elisa tenían opuestas personalidades. Berta, conservadora y apacible, apreciaba las antigüedades y añoraba todo lo que le recordaba el pasado.
Elisa, por su lado, era jovial y le gustaba todo lo moderno. En vida, a Elisa le habían regalado para su boda una casa con todas las facilidades novedosas de la época. sus padres construyeron su propia casa en 1943 a escasas dos cuadras de la de Ricardo y Mercedes, pero al morir éstos, la antigua residencia de la 8ª. Avenida le quedó a Berta con todos sus “vejestorios” que ella siempre atesoró.
Por los siguientes 33 años Mima la cuidó y la preservó, intacta, como un recuerdo perenne a la memoria de sus padres. Diariamente, mientras su salud se lo permitió, iba a esta casa que ya ella mencionaba como su “museo” y veía que todo estuviera en las mejores condiciones posibles: limpieza impecable, pisos lustrados, recámaras puestas,etc. Aunque la casa de la 8ª. permanecía cerrada, ella la abría en contadas ocasiones para celebrar algún evento familiar de especial relevancia: primeras comuniones, bautizos, cenas y cócteles y hasta bodas civiles, todos de la familia por supuesto, tuvieron como escenario la magnífica casa. Quien la visitaba tenía la impresión que en cualquier momento saldría de uno de los dormitorios, del comedor o de la cocina,alguno de sus antiguos habitantes.
En 1976, Guatemala es nuevamente asolada por un fuerte terremoto y sus réplicas. Aunque no sufrió daños irreparables, Mima puso todo su empeño en reforzar las estructuras de la 8ª. (así, a secas, como todos los de la familia nombran la casa que ya se hacía rodear de un halo de misticismo y nostalgia). Con el tiempo fue engrosando la colección de antigüedades, algunas del período histórico correspondiente a la casa y otras tantas coloniales. Sin saberlo -o si- fue preservando un patrimonio de una importancia sin precedentes, que dejaría para sus descendientes. Poco antes de morir, lo cual sucedió en 1997, manifestó su deseo, de palabra solamente, de que sus hijos y sus nietos tuvieran igual cuidado que ella en conservar la 8ª.
El inmueble y su ajuar pasaron a ser parte de la herencia recibida los hijos y por el término de un año nadie se atrevió a decir nada de la casa y fue escasamente visitada. Como golpe del destino, como si fuera lo más natural del mundo, uno de los hijos acudió al primo de la actual directora ejecutiva (Beatriz Quevedo) para cuestionar sobre el futuro de la 8ª. y se fijo un plazo para presentarles una propuesta a los seis hermanos. Formaron un pequeño equipo con Beatriz Quevedo, y se lanzaron al proyecto. Se hicieron los estudios de factibilidad del proyecto, se prepararon números y se redactó un documento cuajado de “buenas” razones para emprender esta titánica labor. A la hora de presentar el proyecto a quienes en última instancia debían decidir si lo aceptaban o no, porque sobre ellos caería el peso económico de emprenderlo, no fueron las razones monetarias ni materiales las que inclinaron la balanza hacia un si o un no, sino una serie de valores intangibles que tuvieron la enorme visión de comprender. Comenzaron con los que eran puramente familiares: respeto a los antepasados y su recuerdo, permanencia de los valores y costumbres familiares, prolongación de la conservación de la memoria histórica que Mima, tal vez si pensarlo como tal, había propiciado. Y en conclusion con otras tantas de orden colectivo: Rescatar para la ciudad un patrimonio inmueble y mueble del Centro Histórico, rodeándolo de actividades que permitieran la conservación, consolidación, restauración, promoción y cuidado de los mismos. Desarrollar programas y actividades que apoyasen la misión cultural del Museo, incrementando en el visitante el conocimiento de la historia republicana de Guatemala, despertando el interés en el contexto social, histórico, artístico y cultural de los Siglos XIX y XX y sus influencias extranjeras. Colaborar con la promoción artística y la difusión de actividades que engrandezcan el conocimiento plástico, cultural y patrimonial de la nación. No obstante esta retórica institucional -absolutamente desposeída de intereses políticos y mezquinos- fueron las razones sentimentales las que prevalecieron para dar luz verde al proyecto. Ciertamente, a nadie escapa el hecho que sin la capacidad económica de la familia esto no hubiera sido posible. Sin embargo, no sólo el dinero incentiva para realizar obras culturales de esta envergadura y por otro lado, hablando claro, sin dinero ni todo el romanticismo del mundo ni toda la nostalgia acumulada podría haber siquiera imaginado el emprender semejante labor. El primer paso fue dejar muy en claro que el proyecto sería y permanecería por todo el tiempo que fuera necesario, como un objetivo familiar. Estában cuidando nuestro propio patrimonio y por lo tanto, una de las primeras acciones fue la de reunirnos para conformar una fundación cultural que, sin fines de lucro, administrase el aporte económico para sustento del museo y así nació Fundación Cultural La Luz. Pocas restricciones pusieron los seis hermanos, pero una de ellas consistía en que el museo no fuera un monumento para sus propios antepasados y que la gente nunca pensara que con ello se vanagloriában. Debían convertirlo en un verdadero centro difusor de cultura y buscar además otras fuentes de sustento para realizar proyectos paralelos a la conservación de la casa. Sin embargo, estuvieron de acuerdo en nombrarlo Casa MIMA en recuerdo de quien había legado este patrimonio, pero para el público en general el recinto sería Casa M.I.M.A.: Casa-Museo (define el tipo de museo del que se trata) Internacional ( para no cerrarle las puertas y limitarlo sólo a exposiciones guatemaltecas) de Movimientos Artísticos (cubrir todas las manifestaciones artísticas sin importar su representatividad). Al mismo tiempo se creó el Centro Cultural la 8ª -en recuerdo a la forma en que denominában todos a dicha casa- a través del cual mantendrían un calendario permanente de exposiciones temporales con las cuales se mantuviera el interés del público por visitar una y otra vez, aunque ya hubiera visitado la casa en sí y su colección. Para los visitantes, Casa MIMA no es la casa de Mima, como lo es y lo será por siempre para los herederos, sus descendientes, y mucho menos la casa de Ricardo y Mercedes, aunque sus nombres y retratos presiden el primer espacio museográfico de la casa. Todas las razones sentimentales y de valor histórico-familiar (intangibles, en su mayoría) que se expusieron para emprender el proyecto no son el por qué del patrimonio intangible de Casa MIMA.

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Es una mujer que disfruta la vida al maximo y nunca se arrepiente de nada, vive cada instante a la vez, disfruta de una buena conversacion acompañada de un buen cafe o una buena piña colada, ama el arte no tanto como a su hijo, disfruta de las cosas abstractas, sarcasmo es su segundo nombre aunque problema lo ha peleado..hace las cosas sin pensar en que sucedera luego, no tiene planeada la vida, simplemente vive con el tiempo, es re malhablada, en fin en el camino veran quien es.....