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Querido blog:
10 agosto
Holis, sé de sobra que han pasado muchos días y no he abierto el espacio
para desahogarme, al fin esto es peor que cualquier red social. Creo que, por
un momento, después de mi fin de semana perfecto tuve un bloqueo
emocional y olvidé cómo escribir. Pero he vuelto para contarte que hace, no
mucho -6 meses- tuve las peores 24 horas
de mi vida. Sí, ya sé que eso dije esa tarde cuando me dijo que no habría
ninguna boda, pero te juro, querido que éste sí fue el día más desafortunado de
mi vida. Nunca tuve tanto miedo, tanta rabia, tanto
odio, tanta autocompasión ni tanta desilusión, jamás sentí
ese piquete en el estómago que anunciaba el fin que aunque lo creo… nunca lo vi
venir.
Hoy
Él mi vida entera, se fue para siempre. También sé
que ya lo he dicho y que siempre volvió pero esta vez es distinto, es
definitivo. Ya pasaron más de 5 años y ni siquiera como hombre puedo verlo, se mudó
con otra y otra y quien sabe que otra. Se fue para siempre.
Así que necesito que recibas mis letras, que
entiendas mis sentimientos como nadie lo ha sabido hacer, que no me juzgues,
que me des un espacio para reflexionar y que guardes este relato. Posiblemente
releeré mis palabras mañana, pasado mañana, en 15 días, en un año y seguiré
sintiendo un pellizco en el corazón como el que casi me mato.
Terminaba una patética conversación, oía desde
lejos silbatos y de pronto una llamada, mi hijo dormía y mi cabeza yacía sobre
su pecho, empezaba a soñar cuando él me pidió que fuéramos a la cama. Debíamos
descansar. Me tomó de las manos y de pronto me jaló hacia su pecho, como si
quisiera que escuchara su corazón. Latía con regularidad, como siempre ha
podido controlarlo. Me mantuvo así un par de minutos y caminamos hacia la
habitación.
Segura de mí, caminé despacio a la habitación. Él
estaba de lado con su teléfono en la mano y me miró algo enojado, pero también
comprensivo. Creo que me hizo un espacio en la cama y abrió las cobijas, accedí.
Supuse que se retractaría, pero lo escuché vestirse
y acomodar cosas. De pronto y a lo lejos empezó a hablar. No recuerdo mucho
salvo un par de frases que me duele escribir, las tacho y vuelvo a poner... Se
estaba yendo para siempre. Sólo diré la frase que más me impactó: no no puedo.
Salió.
Creo que me dormí unos 20 minutos, o quizá fue una
hora y media. Luego desperté aturdida. ¿Qué hice yo?
Mi cama lo extraña, yo no lo extraño, y en este
momento menos.
Tomé un baño esperando que en cualquier momento
entrara por la puerta y me pidiera un masaje con crema de fresa, pero nunca
pasó,
Me plasmé en el, su ausencia y el amor que le tengo...
nunca llegó. ¿Fui yo o acaso fue la costumbre? De fondo me acompaña la canción de
Thomas y no le veo el fin a su castigo, porque tal vez era sólo eso: un
castigo.
Repetí y repetí en mi mente durante años hasta que
me quedó claro que no volvería y, de pronto, caí en un profundo sueño del que
no desperté hasta unas 4 horas después con la cara llena de lágrimas y los
brazos entumecidos sobre una almohada. Mi corazón no dejaba de palpitar al ver
cómo es que unas simples líneas y colores sencillos podían describir mis
emociones en ese momento. Yo había dibujado mi vida y mi futuro en u cuaderno y
él ya no aparecía en él, pero no fue mi culpa. Yo no le pedí salir de mi alma.
De verdad no iba a volver.
Quizá necesitaba verle y que me explicara paso a
paso lo ocurrido o por qué ella era mejor que yo. Es más, merecía que me dijera
quién era ella, aunque yo sabía quién era, siempre lo he sabido, siempre se sus
pasos, por predecible, por metiche, por descuidado por interés, por amor. Por
lo que sea, lo sé.
Justicia. ¿Qué más da? Él ya no estaba para
enojarse, ya no necesitaba de nadie ni de nada. ¿Para qué seguir en esta tormenta
de sentimientos si había una solución que me daría control? Al final no
necesitaba más que olvidarlo y sacarlo de mi mente. La justicia seguro ayudaba.
Alcohol y mis dibujos, ¿qué más? Trabajo, muchos
colores y una nueva yo. Al menos en el papel era feliz, aunque sólo era un
engaño vil y absurdo.
Me recosté a dormir por 4 horas, mismas que soñé
con él. Durante años no pude evitarlo, preguntaba en donde estaba, no sabía que
contestarle. Mi odio creció. Él se me clavó en los sueños como en el corazón y
no hubo manera de sacarlo. Simplemente pasó. Sólo lo sentí y no tuve ningún
impedimento en hacerlo, pero de pronto, desperté ahogada en mis lágrimas.
«Las buenas cosas le llegan a quien espera». Y yo
ya esperé mucho, fueron más de 8 años, han sido días de angustia y cansancio,
de dolor y desamor, pero no me queda más que dibujarle el amor y escribirle el
deseo. Llorarle mis sentimientos y esperar a que el corazón vuelva a latir.
Tengo el control, verlo de rodillas, que sufra lo
mismo que yo.
Que sientan el desprecio…
Lo sienten
Tengo el control de nuevo, ya no quiero tenerlo
Y eso, querido diario, fue mi calvario absurdo.
Lleno se sentimentalismo y melancolía que ya debería haber superado; no
obstante, he aprendido a vivir con él. El dolor es parte de mi vida y de mi
rutina, aunque mi corazón ya no siente nada desde mucho. Como decía mi abuela,
«a todo se acostumbra uno, menos a no comer», y estoy decidida a acostumbrarme
a no tenerlo cerca y a lidiar con mi odio, ¿qué más me queda?
Me queda hacer borrón y cuenta nueva, me queda
terminar para siempre con la cadena.
Cortar el hilo.
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Mas locos encerrados en este mundo..
Pinceladas del alma
Siguele el hilo..
Quien es elle?
- Elle
- Es una mujer que disfruta la vida al maximo y nunca se arrepiente de nada, vive cada instante a la vez, disfruta de una buena conversacion acompañada de un buen cafe o una buena piña colada, ama el arte no tanto como a su hijo, disfruta de las cosas abstractas, sarcasmo es su segundo nombre aunque problema lo ha peleado..hace las cosas sin pensar en que sucedera luego, no tiene planeada la vida, simplemente vive con el tiempo, es re malhablada, en fin en el camino veran quien es.....
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